sábado, 13 de agosto de 2011

El Flash Gordon de Alex Raymond

Por el título del blog, pensé que tendría cierta lógica dedicar mi segundo post, el primero con contenido, al cómic de Flash Gordon.

Flash Gordon es uno de los grandes clásicos del cómic, su andadura en los medios, con sus luces y sombras, dura hasta prácticamente la actualidad, pero toda la gloria se la debe al noveno arte. Durante su larga trayectoria, las aventuras de Flash Gordon han sido dibujadas por varios autores, ya sea en páginas dominicales (sundays), tiras de prensa (daily strips) o cuadernos de historietas (comic books), entre ellos destacan, en el apartado gráfico, Alex Raymond, Emmanuel Mac Raboy, Dan Barry o Al Williamson (al que pertenece la ilustración del título del blog); y en el de los guiones, Don Moore, Harvey Kurtzman o Harry Harrison. Pero para empezar, hoy sólo hablaré del Flash Gordon original, el de Alex Raymond, dejaré para más adelante otro post dedicado al de Dan Barry (en mi opinión, el mejor Flash Gordon).

Flash Gordon nace en 1934 como alternativa del King Features Syndicate a otra serie de fantasía y ciencia-ficción nacida en 1929: Buck Rogers, de la rival National Newspaper Syndicate, y dibujada por Dick Calkins. Para ello contrataron a un joven artista, Alex Raymond, que había trabajado como ayudante de Lyman Young en Tim Tyler´s Luck (Jorge y Fernando por estos pagos), entre otras colaboraciones sin acreditar.

El esquema de la nueva serie era muy parecido al de Buck Rogers: un héroe americano de una pieza, un imperio malvado de rasgos asiáticos (el peligro amarillo que se puso de moda a raíz de la novela homónima de Mathew Phipps Shiel, y, sobre todo, al personaje Fu Manchú, de Sax Rohmer), y elementos de ciencia-ficción. Si bien, Buck Rogers se desenvuelve en una Tierra del futuro, el siglo XXV, tras sufrir un accidente que lo deja en animación suspendida; y Flash Gordon en la época contemporánea, pero en un mundo extraterrestre al que llega por accidente. Por supuesto, Flash Gordon tendrá una novia eterna, Dale Arden, un enemigo incombustible, Ming El Despiadado, y multitud de aliados, entre los que destaca un servidor, el Dr. Hans Zarkov.

El rubio héroe hace su debut el  7 de enero de 1934, junto a Jungle Jim, otra serie de Raymond de aventuras.  El punto de partida de la serie está inspirado en la novela (llevada al cine años más tarde) Cuando los mundos chocan, de Edwin Balmer y Philip Wylie, publicada el año anterior. Un planeta errante sigue un rumbo de colisión contra la Tierra, y sólo el Dr. Zarkov puede evitar el funesto destino de nuestra civilización, estrellando un cohete espacial  cargado con un superexplosivo con la potencia suficiente para desviar el planeta errante. Unos meteoros derriban el avión en el que viajan Flash Gordon y Dale Arden, y éstos aterrizan cerca del laboratorio de Zarkov, quien, en un estado de enajenación transitoria, los obliga a embarcarse con él en el cohete de su invención en misión suicida. La primera sunday de Flash Gordon termina con el ingenio de Zarkov rumbo al misterioso planeta.

El planeta Mongo
Aunque el dibujo de Raymond todavía es un poco diletante, es infinitamente superior al de Calkins en Buck Rogers, y, en poco tiempo, se torna tan espectacular que Flash Gordon se convierte en la serie de fantasía y ciencia-ficción por antonomasia. No nos engañemos, el éxito se debe exclusivamente al dibujo de Raymond, que junto a Hal Foster representa la cumbre del clasicismo historietístico. Los guiones, primero del propio Raymond y luego de Don Moore, son pura filfa, una sucesión de batallas, enfrentamientos personales, y erotismo a flor de piel, acompañados de unos personajes planos que no evolucionan  a lo largo de los diez años que dura la etapa de Raymond. La gran baza de la serie es la extraordinaria plasmación gráfica de un mundo de fantasía  (muy cercano al de las novelas planetarias de Edgar Rice Burroughs o los relatos de pulps como Weird Tales), en contraposición a un mundo real marcado por la profunda crisis económica que empezó con el crack de Wall Street en 1929, y que terminará con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La gente, y especialmente los niños y adolescentes, buscaba evasión en los años 30 del pasado siglo, y eso lo ofrece Flash Gordon a raudales, aunque hoy en día sus planteamientos argumentales se nos antojen pobres, muy pobres.

El trabajo de Raymond en Flash Gordon puede dividirse en tres etapas. La primera, una etapa de búsqueda de estilo, dura desde el principio hasta el famoso Torneo de Mongo, en diciembre de 1934. La segunda, que podríamos calificar como romántica, duraría desde el Torneo de Mongo hasta el primer exilio en Arboria, en mayo de 1937. La tercera y última se conoce como clásica, y duraría hasta el abandono de Raymond, en la primavera de 1944, al ser llamado a filas por el Tío Sam.

Una vez llegados a Mongo (el cohete no explota y el planeta nunca chocará con la Tierra), Flash y Dale (Zarkov se les unirá más tarde), iniciarán un periplo por el planeta en el que irán conociendo a los personajes secundarios principales. El primero de todos, Ming, El Despiadado, supremo emperador de Mongo que decide quedarse con Dale y ajusticiar a Flash de inmediato, afortunadamente no conseguirá ninguna de las dos cosas. Al mismo tiempo aparecerá la princesa Aura, hija de Ming, que se queda prendada del terráqueo, y no dudará en enfrentarse a él para conseguir sus propósitos. Aura es sin duda la dama más sensual de toda la serie, una caprichosa mujer que no tiene ningún reparo en hacer cualquier cosa, por reprobable que sea, con tal de llevarse a nuestro héroe a su principesco lecho, cosa que no conseguirá. Flash siempre se mantendrá fiel a la casta Dale, pese a los envites de Aura y toda una cohorte de bellas féminas que tratarán de conquistarlo a lo largo de toda la serie. Podemos decir que las aventuras de Flash se articulan en torno a dos elementos: su enfrentamiento con Ming u otros aprendices de tirano, y sus esfuerzos por no sucumbir a los encantos de voluptuosas, y en algunos casos pérfidas, mujeres, como iremos viendo. Como en las novelas de Burroughs, las mujeres de Mongo son muchísimo más liberales que las terrestres, siendo esta actitud, así como la maestría de Raymond al dibujarlas ligeras de ropa, uno de los máximos atractivos de la serie.

Vultan, un rey con grandes apetitos
Mongo es un gran mosaico de reinos que viven en una eterna guerra entre ellos, cosa de la que se aprovecha el propio Ming. Raymond dota a los habitantes de algunos de estos reinos con rasgos mitad humanos mitad animalescos: los hombres tiburón, los hombres mono, los hombres pantera, los hombres león, los hombres dragón, los hombres lagarto, los hombres halcón… en ese sentido resulta poco imaginativo. Más llamativas son las criaturas irracionales que pueblan Mongo: dragones subterráneos de piel metálica, Tsak (un monstruo bicéfalo), los wolvrons (unos lobos acorazados) Sulpha (el dragón sagrado de los hombres halcón)… y de las que el rubio aventurero dará buena cuenta de forma milagrosa.

Los hombres león
El primer aliado que encontrará Flash nada más llegar a Mongo será el principe Thun, un hombre león, y después el príncipe Barin, supuesto heredero legítimo del trono de Mongo. En estas primeras aventuras Flash vivirá una vida de paria, vagabundeando o siendo hecho prisionero por sus enemigos, pero todavía no se ha convertido en un símbolo de la rebelión contra Ming, sólo trata de sobrevivir y rescatar a su amada Dale de las zarpas de lascivos antagonistas. El perdido Zarkov reaparece, y a partir de entonces se convierte en el mejor aliado de Flash y sus amigos, ideando todo tipo de planes y creando todo tipo de ingenios.

Tras poner Flash y Zarkov en serios apuros la ciudad volante de los hombres halcón, su rey, Vultan, admirado por la valentía y osadía de los terrestres, y espoleado por la mutua animadversión hacia Ming, se convierte en aliado y amigo. La etapa de Flash, Dale y Zarkov como extraños en tierra extraña termina, y con ella la etapa de aprendizaje de Raymond. En poco menos de un año el dibujante y el personaje ya son una celebridad historietística. A la sombra de Gordon nacerá otro personaje de ciencia-ficción: Brick Bradford.

En diciembre de 1934 Flash decide participar en el Torneo de Mongo, una especie de lucha de gladiadores a la que puede presentarse cualquiera, incluso un proscrito como él. Las reglas del singular torneo son fáciles: es a muerte y sólo puede quedar uno. El que sobreviva recibirá como recompensa un reino en Mongo. El rubio terrestre, ni corto ni perezoso, se apunta porque quiere ganar un reino para Dale, su amada (otra cosa no, pero hay que reconocer que Flash los tiene bien puestos). El torneo tiene lugar, y en él también se presenta Barin, que pugna por el reino y por el amor de Aura (que sigue empecinada en seducir a Flash). Tras sangrientos combates, al final sólo quedan Flash y Barin, que participa encapuchado, y que duda entre la lealtad a su amigo y su ansia de conquistar a Aura. No entraré en detalles, pero al final son declarados vencedores los dos, y como premio reciben un reino cada uno y la mano de su amada.

Aura, una mujer de carácter
En estas sundays, Raymond toca el cielo, violencia y erotismo a partes iguales. Se libera de la rigidez, optando por un montaje de página más espectacular, y con dibujos más grandes y elaborados. La narrativa funciona a la perfección, y todas las escenas de acción tienen un gran dinamismo. Antológica es la página donde los héroes viajan al torneo. Pero quizá lo más recordado del mismo sea Aura, que aparece con un atuendo transparente que enseña casi todo (fijaos bien en la viñeta que acompaña el post, y recordad que estamos en 1934 y que eso se publicaba en los periódicos).

Aura, la discreción hecha mujer
Flash Gordon se dirige a tomar posesión del Reino de las Cavernas, pero todo no podía ser tan fácil, el susodicho reino debe conquistarse antes. La mayor oposición la encontrará en Azura, La Reina Bruja, que tratará de convertirlo en su consorte, y no duda en drogarlo para conseguirlo. La pobre Dale sufrirá en sus propias carnes el sadismo de la reina. Al final, Flash vence y se convierte en rey, pero Ming no se lo cree y le envía una carta burlándose de él. Flash entonces decide declararle la guerra, es el primer enfrentamiento a gran escala de los dos. A pesar del apoyo de Barin y Vultan, Flash pierde, yendo a parar al submarino reino de Coralia, gobernado por otra beldad aristocrática, la reina Undina,  que se encapricha de él. No duda en someterlo a una operación para que respire agua como ella. Tras sus aventuras en el reino submarino, decide exiliarse en Arboria, el Reino del Bosque, gobernado por su fiel amigo Barin. Este primer exilio ocurre en primavera de 1937.

Las peripecias de Flash en el Reino de las Cavernas, su primer enfrentamiento con Ming, y su aventura en el reino submarino; son las que tienen un montaje más complejo, un dibujo más abigarrado, y un audaz uso de las tramas para acentuar el dinamismo de las composiciones y el claroscuro. El resultado se asemeja mucho al de los grabados románticos del siglo XIX, por eso se suele calificar como etapa romántica del personaje.  La oscuridad, la violencia y el erotismo, especialmente en su vertiente fetichista, se acentúa. Para muestra, estas magníficas viñetas.

Raymond el fetichista

La pareja que combate unida, permanece unida

Undina, otra mujer de carácter
Las aventuras de Flash, a partir de ese primer exilio en Arboria, se tornan más políticamente correctas y previsibles. Flash ya no es ese héroe sigfridesco, se convierte en un caudillo libertador de ideas demócratas, como George Washington. Se pierde ese erotismo salvaje, transformándose en una sensualidad mucho más contenida. El nuevo estilo, muy limpio y clásico, enfatiza este nuevo rumbo que se mantendrá hasta el final de la serie. Los planos cortos se convierten en los protagonistas de los encuadres, y las figuras se vuelven cada vez más estáticas (un efecto secundario  del uso excesivo de los modelos fotográficos).  Es un dibujo exquisito, y los personajes se muestran facialmente más expresivos, sin duda, pero la narratividad se ve reducida, y las escenas de acción ya no resultan tan emocionantes. A esto hay que sumarle el abandono progresivo de los bocadillos, siendo sustituidos por las cartelas, tal y como hacía Hal Foster en  su Príncipe Valiente. El formato de la sunday, dos filas de viñetas horizontales, limita el montaje de la misma, aparte de reforzar el estatismo, algo que no ocurría con Príncipe Valiente, de formato vertical.

Nada más llegar a Arboria, Flash es descubierto por los espías de Ming.  Después, Se produce el segundo enfrentamiento con Ming, aliándose con Bulok, un revolucionario de Mingo, la capital de Mongo. La hermana de éste, Sonja, tras ser rechazada por Flash (qué tendrá el rubiales… que deje alguna para los demás), los traiciona a ambos, y Flash se ve obligado a esconderse otra vez en Arboria, en otoño de 1938. La pobre Sonja tendrá un poético final.

En el reino de los bosques, Flash y compañía descubren que Barin y Aura ya son papás de un lindo bebé de nombre Alan (los monarcas arborianos aprovechan mejor el tiempo que Flash y Dale, por lo visto). Pero el ilustre abuelo del principito Alan (Flash en arboriano) visita a su nieto, y  descubre al terrestre. Flash tiene que huir al reino helado de Frigia, donde gobierna la reina Fría que, adivinadlo, se encapricha de nuestro héroe. Allí vive varias aventuras en compañía de Dale, Zarkov y el príncipe Ronal, un primo de Barin. y otra vez se desencadena la guerra al ser descubierto Flash. En esta ocasión el héroe rubio se alía con los mecánicos de Mingo, capitaneados por Ergón, que también tiene una bella hermana, Rena, que, al contrario de la voluble Sonja, no traicionará su causa. Finalmente, en primavera de 1941, tras siete años de enfrentamientos, Ming es derrotado y se instaura la democracia en Mongo. ¡¡Viva!!

Un beso de película

¡Viva Flash!
Pero las aventuras no acabarán aquí, y poco antes de que los Estados Unidos entren en la Segunda Guerra Mundial, en diciembre de ese año tras el ataque japonés a Pearl Harbour, Flash vuelve a la Tierra junto a Dale y Zarkov para enfrentarse a una amenaza a su país: La Espada Roja, una especie de nación totalitaria de inspiración soviético-nazi. Este cambio radical en la serie sigue la línea de otros comics de la época, que de una forma u otra abogaron por la entrada de los Estados Unidos en la guerra antes de que lo hicieran en la realidad. La Espada Roja es una forma de nombrar al enemigo real: El Eje. Sin duda es la etapa menos afortunada de la serie, en mi humilde opinión.

Todo por la patria
La Espada Roja es vencida al mismo tiempo que los Estados Unidos entran en la guerra, casualidades de la vida, y en enero de 1942 Flash vuelve a Mongo junto a sus amigos. El ciclo de Trópica, será el último que dibuje Raymond. Un príncipe codicioso y traidor, Brazor; una bella reina en apuros, Desira; y un príncipe de los ladrones de buen corazón, Gundar. En esta aventura Raymond se luce describiendo un continente de selvas, desiertos y cavernas. Una gozada para la vista, pero con un argumento poco original. En la primavera de 1944, será Raymond quien sea movilizado, marchando a la Segunda Guerra Mundial, su ayudante, Austin Brigss, se encargará de la serie a partir de ese momento. Raymond no volverá jamás a dibujar Flash Gordon, el personaje que le dio la fama, pero no porque lo mataran en la guerra, tranquilos, se dedicó a otros proyectos (Rip Kirby). Murió en en un accidente de coche en 1956.

Cabalgando por las selvas de Mongo
El Flash Gordon de Alex Raymond se ha editado en España desde tiempos de la Segunda República, la edición más reciente es la de Planeta, pero las imágenes que adornan este post son de la anterior, la de Ediciones B, de finales de los ochenta. El principal defecto que tiene esta edición es que las primeras sundays están achaparradas, en teoría para adaptarlas a las páginas sin dejar mucho espacio en blanco en los márgenes. Una chapuza que he intentado arreglar en las imágenes con el Photoshop.

¿Por qué leer Flash Gordon?

Si eres aficionado al cómic es fundamental, no hacerlo sería como ser amante de la ópera y no escuchar nunca Aída de Verdi. Es una gozada desde el punto de vista artístico, pero no esperes grandes sorpresas en lo argumental, es un comic para contemplarse más que para leerlo. Si te gusta la fantasía y la ciencia-ficción, exactamente lo mismo, es un clásico del que han bebido todos los artistas del género posteriores. Eso sí, procura hacerlo con los ojos de un niño y sin prejuicios. Déjate llevar por su suntuosidad y sensualidad.

Si deseas más información sobre Flash Gordon, visita esta estupenda página en español: http://flashgordon.260mb.com/index.htm

¡Buen provecho!

sábado, 6 de agosto de 2011

Un saludo desde el planeta Mongo

Primer post de este blog... y espero que no sea el último. En este blog me dedicaré a comentar obras de diferente naturaleza (cine, cómic, literatura, televisión, ilustración, música…), pero con un nexo de unión: la temática fantástica. He sido desde pequeño un asiduo lector, espectador y oyente de este tipo de productos culturales, como suelen llamarlos ahora, y me apetece compartir mis impresiones (todo bloguero es un poco exhibicionista) con todo aquel que aterrice por aquí, ya sea voluntaria o accidentalmente. Perdidos en Mongo es un lugar donde podréis encontrar información y opinión sobre mundos y universos que jamás han existido, y comentar todo lo que queráis. Evasión pura y dura.
Bienvenidos,
Dr. Hans Zarkov.